'El desierto me tiene cautivo y me alegra decir que todavía me asombra descubrir que es así', escribe Reyner Banham en este libro, uno de los últimos que escribió en vida, no en su papel habitual de historiador de la arquitectura, sino como 'fanático del desierto', un visitante intrigado y desconcertado por las áridas tierras del suroeste de Estados Unidos.