Mucho se ha debatido en el último medio siglo sobre el trabajo del arquitecto -¿profesión u oficio?, ¿creación o colaboración?, ¿disciplina autónoma o engranaje de un sistema socio-político?...- pero casi nada se ha escrito sobre el propio arquitecto como trabajador. Uno de los problemas de partida es que el arquitecto siempre ha tenido problemas para reconocerse a sí mismo como un trabajador más.