Érase una vez Celeste, huérfana que encontraron en el centro de la montaña, la última de una familia de seis hermanos, joven ávida de saber, agrimensora infatigable de horizontes, de cimas y de océanos, amiga de sirenas y de brujas, princesa serenísima, regidora del Vasto Mundo y una verdadera giganta.