El botijo tradicional adaptado a la vida contemporánea en versiones de verano y de invierno. El de verano es poroso para enfriar el agua y el de invierno está esmaltado. Ha sido diseñado por Martín Azúa en 1999 y torneado a mano por el ceramista Marc Vidal. Forma parte de la colección del Museu del Disseny de Barcelona.