El famoso jardinero francés Gilles Clément nos habla de un arte involuntario que, aunque parece pasar desapercibido, somos capaces de ver si estamos atentos a él.El arte involuntario es un arte poco estimado, pues no es premeditado, flota en la superficie de las cosas. No tiene peso, pues la sociedad no se lo da. Es un arte sin estatus, sin discurso, tan carente de mensaje que uno puede leerlo, finalmente, por lo que representa ùuna figura del azarù sin estar obligado a llevarlo más allá de sus propios límites.