El perejil gigante del Cáucaso, las onagras, el hinojo, la ambrosía. Arrastradas por el viento, desplazadas por los animales o bajo las suelas de nuestros zapatos, las especies vagabundas han conquistado con audacia y vitalidad nuestros bosques y páramos. Se las llama 'malas hierbas', 'plagas' o 'invasoras' y, con demasiada frecuencia, se les prohíbe la entrada en nuestros jardines.