Si amamos el cine y amamos la música, ¿cómo no vamos a amar la música de cine? No se trata de una simple suma, en todo caso, sería una multiplicación: ambas artes se potencian enormemente. Desde el nacimiento del cine sonoro -y ya en el cine mudo, con el acompañamiento musical en las proyecciones-, la música fue un grandísimo aliado de la imagen.