Una semana antes de que Kallifatides huyera del pueblo, un grupo de fascistas con armas en la mano había obligado a toda la gente a reunirse en el cementerio. Allí se quedaron jóvenes y viejos aterrorizados mientras su infame capo los llamaba lentamente a uno tras otro para finalmente seleccionar a algunos hombres que se llevó con el.