La revista DPA prosigue con este número la serie de monografías dedicadas a la obra de un arquitecto. Esta vez nos hemos fijado en alguien que nos resulta muy próximo: el milanés Ignazio Gardella (1905-99) que irrumpió en plena juventud dentro de la escena arquitectónica italiana de los años treinta, planteando algunos proyectos de una madurez y profundidad sorprendentes, y logró mantener, a través de una larga carrera profesional que abarca hasta el final del siglo XX, su condición de referente cultural de primer orden.