Snøhetta no ha creado un cuerpo de obras, sino obras desde el cuerpo y para el cuerpo. Si el estudio se funda con la ascensión mítica al monte de ese nombre, su trabajo durante más de tres décadas está guiado por una responsabilidad social y ambiental que cristaliza en la intimidad entre el cuerpo en movimiento y el entorno natural. Huyendo del recurso a un lenguaje formal reconocible, sus edificios interactúan a través del contacto físico.