Domesticar el espacio es la esencia de la arquitectura. La casa -domus- es el primer objetivo del arquitecto y el laboratorio por excelencia, desde las cabañas y la definición de un orden estructural y geométrico, hasta las cuevas y la ocupación de un contenedor. Resolver el programa doméstico dejó de ser un reto para el arquitecto, por lo que toda propuesta para conformar el hábitat está encaminada a su definición estética y espacial.