- Publicat a 24/07/2021
- en Notícies
Partiendo de la pregunta “¿de quién es la ciudad?”, se señala la colonización de la urbe por la publicidad y el talante minimalista del profesional diseñador del espacio urbano.
Aceptando que espacio público sea del ciudadano, Albert Gassull recuerda la definición que da Antonio Bustamante de la Ergonomía, en 1995: disciplina que se ocupa de la adaptación del medio habitable al habitante del medio.
Albert nos recuerda a los arquitectos que diseñamos para las personas, pues el objetivo final de nuestro trabajo ha sido desde siempre crear un medio para mejorar la vida del ser humano. Desde el punto de vista del espacio urbano, Albert reclama condicionar el diseño al bienestar del usuario, priorizando ese bienestar, y recuerda lo mucho que tienen en común las dos disciplinas: Ergonomía y Accesibilidad.
La discusión del Corbusier que recupera la idea del hombre como medida de todo y aplica su Modulor al dimensionado del mobiliario, sirve para presentar una visión del Gaudí diseñador de objetos de diverso tamaño, como es el banco-plaza del parque Güell, al que se le descubren cualidades de mucho mérito ergonómico que sólo pueden ser la consecuencia de un hombre genial que baraja sus conocimientos de Estática con lo que aprendió asistiendo a sesiones de disección de cadáveres.
Para facilitar al ciudadano su apropiación del espacio urbano, se propone oficializar una postura intermedia, ni sentado, ni de pie: “recolgado”. Con este neologismo se pretende nombrar la postura de quien se apoya en una farola, una pared o la barra de un autobús buscando, inconscientemente, descargar la presión que, en la espina dorsal, aprieta las vértebras más de lo que su cuerpo desearía. Y se lo dice, discretamente, “recolgándose”.
Aceptando que espacio público sea del ciudadano, Albert Gassull recuerda la definición que da Antonio Bustamante de la Ergonomía, en 1995: disciplina que se ocupa de la adaptación del medio habitable al habitante del medio.
Albert nos recuerda a los arquitectos que diseñamos para las personas, pues el objetivo final de nuestro trabajo ha sido desde siempre crear un medio para mejorar la vida del ser humano. Desde el punto de vista del espacio urbano, Albert reclama condicionar el diseño al bienestar del usuario, priorizando ese bienestar, y recuerda lo mucho que tienen en común las dos disciplinas: Ergonomía y Accesibilidad.
La discusión del Corbusier que recupera la idea del hombre como medida de todo y aplica su Modulor al dimensionado del mobiliario, sirve para presentar una visión del Gaudí diseñador de objetos de diverso tamaño, como es el banco-plaza del parque Güell, al que se le descubren cualidades de mucho mérito ergonómico que sólo pueden ser la consecuencia de un hombre genial que baraja sus conocimientos de Estática con lo que aprendió asistiendo a sesiones de disección de cadáveres.
Para facilitar al ciudadano su apropiación del espacio urbano, se propone oficializar una postura intermedia, ni sentado, ni de pie: “recolgado”. Con este neologismo se pretende nombrar la postura de quien se apoya en una farola, una pared o la barra de un autobús buscando, inconscientemente, descargar la presión que, en la espina dorsal, aprieta las vértebras más de lo que su cuerpo desearía. Y se lo dice, discretamente, “recolgándose”.