Justo Gallego, de 92 años, no es arquitecto, ni albañil, ni tiene formación alguna relacionada con la construcción. Ni siquiera pudo completar la educación básica a causa del estallido de la Guerra Civil. Sin embargo, hace más de 40 años decidió construir una obra que ofrece a Dios, y a ella ha consagrado su vida desde entonces. Poco a poco, prácticamente solo y utilizando en gran medida materiales reciclados, ha ido levantando una monumental catedral en un terreno de labranza en Mejorada del Campo (Madrid).