El artista David Bestué analiza la obra de los arquitectos Viaplana y Piñón, una arquitectura anómala que tuvo la virtud de ser reflejo de una época muy determinada, no solo a nivel estético, sino también político. Su particular modo de entender la arquitectura, un diálogo personal entre los arquitectos y el entorno, ha provocado que sus obras hayan resultado ser más vulnerables de lo esperado: sus proyectos han sufrido cambios, reformas y mutaciones, y muchos de ellos ya no pueden visitarse en su estado original.