El arquitecto donostiarra se caracterizó por sus novedosos diseños de plazas y paseos cubiertos de hierro y cristal, su sensibilidad social frente a equipamientos como hospitales, escuelas, casas baratas o presidios, y una pericia técnica en sus proyectos de infraestructuras públicas y planes de urbanización. Debido a todo ello, representó una figura capital durante dieciséis años en la modernización de la capital del Principado y de la la región asturiana al servicio de su Diputación Provincial y, durante cerca de cuarenta años,