Dicen que somos lo que comemos, pero fundamentalmente, somos lo que otros pensaron antes que nosotros y nosotros elegimos hacerlo propio o no. Sin saber qué hicieron quienes nos precedieron, difícilmente encontraremos nuestro sitio o serviremos de guía a quienes nos sucederán. De ahí el siempre renovado interés de revisitar a los maestros. Y, para eso, nada como el viaje, el contacto directo con sus obras.