La relación del arquitecto italiano Aldo Rossi con la península ibérica dio comienzo a mediados de los años sesenta y se prolongó hasta su muerte. Sus viajes a España y Portugal fueron numerosos a lo largo de todos esos años, durante los cuales no dejó de experimentar el impacto de determinadas arquitecturas ibéricas en su modo de entender y practicar la arquitectura, en el contexto del pensamiento analógico que caracterizó su personalísima poética.